Todos estos días lo ha acompañado el gesto de la muchacha
El gesto prendado en un rincón del parque
Y se ha demorado en él y se ha nutrido de él
La muchacha quizás sin saber que alguien otro la veía
O tal vez sabiendo y gozándose de ser vista por alguien otro
Se levanta la falda y deja el muslo al descubierto
Y coge la mano de su amigo y la lleva para que palpe
Todos esos días ha sentido en las yemas la piel de un
muslo de muchacha
Y ha visto una y otra vez la bella asechanza de aquel gesto
Y el brillo en los ojos del que la vida toca para usarlo
O para herirlo
Para perderlo
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