Introducción
Si el fin básico de la enseñanza en general es construir el conocimiento, ésta ha de orientarse a la adquisición de las destrezas que garanticen el dominio de las habilidades de comprensión y expresión. Todos los profesionales de la enseñanza, de cualquier área y nivel, lo son también de expresión y comprensión. Incluso los que consideran que no es su cometido prioritario, de manera directa o indirecta influyen para que el alumnado llegue a dominarlas o presente dificultades. La comprensión y expresión oral y escrita, núcleos también del resto de las áreas, se convierten en el motor de la formación personal, de la adquisición de conocimientos, de la autonomía para aprendizajes futuros y para el desarrollo integral de los seres humanos. Los aprendizajes lingüísticos tienen como función principal garantizar la comunicación en los distintos contextos de situación. La lengua se adquiere desde el uso, en situaciones comunicativas que a diario se presentan en la interacción social. También el aprendizaje y el conocimiento se construyen con el intercambio, el contraste y la relación.
La Educación Infantil supone el comienzo del aprendizaje con la iniciación sistemática a la lengua y la literatura. En Educación Primaria se asientan las bases de los rudimentos necesarios para la lectura y escritura y la educación literaria. En Educación Secundaria ha de continuarse y consolidarse el proceso para completar la formación. Esta gradación ha de enmarcar la enseñanza escolar, con todas las interrelaciones que han de ser consideradas. La enseñanza de la lengua a lo largo de la etapa debe mantener una relación coherente con la de las habilidades básicas de comunicación, objetivo central de los aprendizajes en la etapa previa. El desarrollo de la conciencia fonológica, de los formatos léxicos, de las estructuras sintácticas básicas, objetivos y contenidos de ésta y del resto de las etapas, han de tener continuidad. Expresarse y comprender son procesos que se perfeccionan con el uso, el entrenamiento y la reflexión. El tratamiento globalizador está requerido tanto por la capacidad comprensiva del alumnado de estas edades como por los mismos contenidos. Debemos evitar que se produzca una discontinuidad. La maduración es gradual.